Sinopis
Tiburcio tiene todos los elementos que dan forma a una tira cómica clásica: en esencia, un nene de unos diez u once años que da nombre a la historieta, al que se suman el mejor amigo (Renzo), una suerte de enemigo y compañero de escuela (Montoto), un interés romántico (Abril), una mascota (Batracio, un original sapo parlante) y unos padres que forman el contrapunto del pequeño “héroe” con el mundo adulto. La infancia de Tiburcio es como la de muchos chicos de clase media: va a una escuela pública, les tiene miedo a las arañas y a los fantasmas, vacaciona en la costa y vive fallidos amores de verano, le gustan los zombies aunque también lo asustan, juega a la Play, tiene piojos, no le copa ir a comprarse ropa (sobre todo si eso implica tener que tirar remeras viejas pero queridas), mantiene una relación de amor-odio con la escuela, pasea por parques de diversiones y pasa tiempo en la plaza, juega al fútbol aunque no sea demasiado bueno, lee historietas, navega por internet, chatea, tiene Facebook, usa celular.